Textil Antimicrobiano

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Tayh Clothing

Revista Médica

Textil Antimicrobiano

Papel de la indumentaria sanitaria y otros textiles sanitarios en la transmisión de patógenos.

Los trabajadores de la salud usan uniformes, como batas clinicas, batas de laboratorio, uniformes quirurgicos ó scrubs, esto por varias razones: (1) para identificarse como personal del hospital ante sus pacientes y empleadores; (2) para mostrar profesionalismo y/o marca personal, (3) para brindar protección de barrera contra los fluidos de los pacientes; y (4) tambien como proteccion de barrera para la ropa de calle ante exposiciones inesperadas durante el turno de trabajo. Un creciente conjunto de evidencia sugiere que la ropa de los trabajadores de la salud a menudo está contaminada con microorganismos o patógenos que pueden causar infecciones o enfermedades. Si bien la mayoría de las batas clinicas, batas de laboratorio y uniformes quirurgicos todavía se fabrican con los mismos textiles tradicionales utilizados para hacer ropa de calle, nueva evidencia sugiere que los textiles innovadores actuales funcionan como un control de ingeniería, minimizando la adquisición, retención y transmisión de patógenos infecciosos al reducir los niveles de la carga biológica y sostenibilidad microbiana. 

La solución del problema de las infecciones asociadas a la atención sanitaria y las infecciones adquiridas ocupacionalmente implica una ecuación con muchas variables complejas. Uno de los componentes clave son los trabajadores de la salud (TS), como médicos, enfermeras, personal de laboratorio y profesionales técnicos, que con frecuencia están expuestos a sangre y fluidos corporales. Estos fluidos pueden transmitir bacterias que causan colonización o infección, incluidos organismos resistentes a múltiples fármacos (MDR) como Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA), Acinetobacter spp. y Enterobacteriaceae ( p. ej. Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae). También existe el riesgo de transmisión de virus, incluidos los norovirus, los virus respiratorios y los virus transmitidos por la sangre (virus de la inmunodeficiencia humana, virus de la hepatitis B y C), que pueden sobrevivir durante horas o días en las superficies. 

Otro aspecto a tener en cuenta son los cambios que se están produciendo en la forma de prestar atención al paciente. Si bien el personal de cuidados intensivos, asi como los que trabajan en quirófanos y servicios de urgencias de hospitales, prevén salpicaduras de sangre y fluidos corporales y utilizan equipos de protección personal (EPP) en consecuencia, las nuevas tecnologías médicas permiten realizar procedimientos invasivos fuera del entorno de cuidados intensivos y fuera de las otras areas mencionadas (Urgencias y Quirofanos). Los procemientos que se realizan fuera de estas areas pueden ser más difícil de evitar la exposición accidental a sangre y fluidos corporales, el equipo  puede ser menos accesible y, como es probable que los trabajadores de la salud trabajen con poca o ninguna supervisión, pueden ser menos respetuosos con las precauciones estándar de control de infecciones. Por lo tanto, los trabajadores de la salud que trabajan en entornos no tradicionales, como son clínicas y entornos ambulatorios y comunitarios, pueden correr un mayor riesgo de exposición ocupacional a microorganismos infecciosos. 

Además, los trabajadores de la salud a menudo viajan hacia y desde los centros de atención médica en transporte público vistiendo su ropa de trabajo, lo que crea otra ruta por la que los microorganismos pueden importarse y exportarse desde el entorno de atención médica. 

Por otra parte, si bien se dedica un esfuerzo considerable a la limpieza y desinfección de superficies ambientales no porosas o de alto contacto, se dedica mucho menos esfuerzo a los procedimientos de limpieza y descontaminación de superficies porosas y blandas o textiles sanitarios (por ejemplo, cortinas para privacidad, ropa de cama, tapicería, muebles para pacientes o mobiliario de habitaciones). Estos textiles incluyen uniformes, batas quirúrgicas y otras prendas. El complejo papel que estos textiles desempeñan en la adquisición y retención de patógenos se complica aún más por las diversas condiciones y requisitos de lavado, incluido si el empleador permite o no a los empleados lavar su ropa de trabajo en casa. Si bien los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EE. UU. y otras agencias gubernamentales de todo el mundo brindan orientación para el lavado de textiles contaminados, lograr una temperatura óptima del agua, un tiempo de secado y un flujo de proceso dedicado puede ser difícil de lograr en los centros de atención médica, y casi imposible en los hogares.

Los expertos creen que los textiles (es decir, cortinas, tapizados, prendas de vestir, etc.) desempeñan un papel importante en la adquisición y transmisión de patógenos en la atención médica. La ropa de los trabajadores de la salud es un vehículo para la contaminación cruzada y la transmisión de MDR. Las superficies blandas contaminadas contribuyen de manera importante a la transmisión epidémica y endémica de Clostridium difficile , enterococos resistentes a la vancomicina (ERV), SARM, Acinetobacter baumannii , Pseudomonas aeruginosa y norovirus. 

La tecnología antimicrobiana de barrera activa o fluida basada en textiles puede ser una estrategia eficaz para prevenir la contaminación cruzada al reducir la carga de microorganismos infecciosos en la superficie de la indumentaria sanitaria. Se ha demostrado que textiles innovadores inhiben el crecimiento y/o la contaminación. Los tejidos técnicos o de ingeniería han reducido los niveles de superficie de MRSA a casi 0% en pruebas de salpicadura, rociado y desafío de contacto en 5 min. Además, Bearman et al. documentaron reducciones de cuatro a siete logaritmos para MRSA en tejidos técnicos o de ingeniería con repelencia de fluidos y propiedades antimicrobianas en comparación con los uniformes de control tradicionales, tanto al principio como al final del turno de trabajo de enfermería. 

J. Hosp. Infect. 31 de marzo de 2015; 90 (4): 285–292. doi: 10.1016/j.jhin.2015.02.017